sábado, 12 de septiembre de 2009

Grupos de Interés afectados por Arthur Andersen

La negligencia cometida por la compañía de auditoría Arthur Andersen en el caso del fraude contable de Worldcom, perjudicó a varios de sus “stakeholders” o grupos de interés, entre ellos a sus propietarios, a sus trabajadores, al gobierno de los Estados Unidos y a su cliente: Worldcom. A continuación, se explicará en qué forma se vieron afectados los intereses de cada uno de estos.

En primer lugar, el error cometido por Arthur Andersen en Worldcom destapó una serie de casos de fraude contable en los cuales se había visto involucrada como la auditora de cada una de las empresas donde estos se habían detectado. Esto ocasionó que se le retirara la licencia de funcionamiento a la empresa, que esta sea extinguida y que se le exigiera el pago de fuertes indemnizaciones a las empresas afectadas, 65 millones de dólares en el caso de Worldcom, y al Estado de EE.UU. Se puede ver claramente cómo se vieron afectados los propietarios de la compañía, quienes habían invertido capital y tiempo en ella. Estos debieron responder, con el capital invertido en la firma, las obligaciones económicas ocasionadas por el problema, además de dejar de percibir los dividendos de las utilidades que esta solía generar para ellos.

En segundo lugar, luego de ser descubierto el fraude y de ser disuelta la empresa, muchos de los colaboradores de la empresa, tanto en Estados Unidos como a nivel global, quedaron desempleados y afectados por la reputación de haber formado parte de esta empresa. Esto los afectó enormemente, puesto que para la mayoría la única fuente de ingresos que tenían para subsistir era su sueldo como empleados de la compañía. Se estima que alrededor de 26,000 trabajadores se vieron perjudicados por la quiebra de la firma en los EE.UU. y cerca de 85,000 a nivel mundial. En el caso de algunos empleados, estos pasaron a trabajar en otras empresas del rubro, como Deloitte & Touche, Ernst & Young y KPMG, cuando estas compraron parte de Arthur Andersen.

Por otro lado, el gobierno de los Estados Unido también se vio afectado por las actividades de Arthur Andersen. Luego de los escándalos que destapó el caso de Worldcom, quedó en duda la capacidad del Estado Americano para regular la actividad empresarial en el país. Debido a esto, tanto el partido republicano como el demócrata empezaron proponer una serie de nuevas legislaciones que intentaran de una forma u otra reducir el riesgo de que las empresas incurrieran en estas prácticas. El Estado promulgó la “Ley de Reforma de la Contabilidad de Compañías Públicas y Protección de los Inversionistas”, la cual exige penalidades más severas para los empresarios y una supervisión más dura sobre las empresas auditoras de compañías públicas.

Finalmente, Worldcom, como cliente de Arthur Andersen, dependía de los servicios de auditoría prestados por esta para detectar irregularidades en la organización y se vio muy perjudicada por la negligencia en la que incurrió la última al momento de auditar sus registros contables. Arthur Andersen no notificó a la empresa de las malas prácticas contables que se venían dando dentro de la compañía, las cuales inflaban el flujo de caja de esta muy por encima del real, de modo que ocultaba las pérdidas económicas que esta generaba. Cuando se descubrió el fraude, este ocasionó pérdidas a Worldcom de varios millones de dólares, lo cual la llevó a la bancarrota y, por ende a pérdidas para sus accionistas y al despido de muchos trabajadores.

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